sábado, 29 de enero de 2011

sobre forma y proyectación

“considero la escuela como un ambiente espacial en el que aprender es bonito. la escuela comenzó con un hombre bajo un árbol, un hombre que no sabía que era un maestro, y que se puso a discutir de lo que había comprendido con algunos otros, que no sabían que eran estudiantes. los estudiantes se pusieron a reflexionar sobre lo que había pasado entre ellos y sobre el efecto benéfico de aquel hombre.

desearon que sus hijos también lo escucharan y, así, se erigieron espacios, y surgió la primera escuela. la fundación de la escuela era inevitable porque forma parte de los deseos del hombre (...). da gusto ver las escuelas, pero son superficiales como arquitecturas porque no reflejan el espíritu del hombre bajo el árbol.

todo el sistema escolar derivado de su comienzo no habría sido posible si el comienzo no hubiera estado en armonía con la naturaleza del hombre. además, se puede afirmar que la voluntad de ser de la escuela existía ya antes que la circunstancia del hombre bajo el árbol”  
Louis I. Kahn

Kahn cree en las ideas. En la forma sobre la realidad material. Fundamenta la forma en la comprensión de lo que es el hombre. Su concepción idealista tiene resonancias platónicas, y esa visión de que el hombre es la medida de todas las cosas propia de los griegos. “¿cuál es el ritual que nos lleve más cerca de la psiquis? En verdad es el hombre”. Y es el hombre como elaboración de la idea. No es una idea abstracta, es una idea humanista.

La idea es distinta de las realizaciones materiales. Como arquitecto, Kahn choca con la casa como programa, las superficies son un corsé en el que naufraga la idea. En ese sentido añora una arquitectura con un programa de ideas. Espacios para comunicarse en los que la construcción no sacrifique la forma. La parábola del árbol explica cómo la estructura de una escuela surge después de la función de enseñar. El espacio que se produce bajo el árbol es el ideal adecuado deseable “donde es bello aprender”, donde relajarse para aprender. Concibe el espacio como lugar donde los hombres se encuentren a gusto para hacer algo.

Precisamente para conservar esa forma adecuada, la solución constructiva debe ser limpia. Superficies serenas porque no están adornadas, grandes muros de ladrillo, que son textura y uniformidad. Pero Kahn (como Loos, aunque a otra escala) parte desde el espacio, proyecta en volumen. Piensa en volúmenes limpios, frente al plano desarrollado de modos más orgánicos. Se muestra contrario a fragmentar el espacio, a dividirlo, todo lo más que admite es sumarlo. Partiendo de la base de un espacio hermoso en el que hacer cosas hermosas, se revela contra una arquitectura como organigrama especificado, que es el que traiciona la idea. Por ello dignifica el espacio servido. Ese “muro que rodea a la pregunta”.

Alfred Newton Richards Medical Research Building
Para Kahn, el conocimiento de la realidad es el conocimiento de la Geometría. Su arquitectura es la arquitectura de las geometrías puras. Imperan formalmente en su labor, las simetrías centrales, las adiciones periféricas. El espacio servido es exento, los servidores se articulan en torno a él.

Sus espacios llenos de aire, recuerdan a veces a los de los visionarios franceses del XVIII, a aquella austeridad grandiosa. Y también muestra influencias orientales; la de China por su dignidad sobria y magnificente, la de Japón por la penumbra, esa utilización ponderada de la luz, de las mamparas y shoji que la filtran y difunden. La trata como un fluido que conduce, literalmente; en contraposición a otros arquitectos, en cuyos edificios la luz inunda el interior. Para Kahn la luz es el otro material, el que entra en juego para unir materia y espacio, lleno y vacío; y lo manifiesta rasgando los muros de arriba abajo en algunos casos, iluminando cenitalmente en otros. Trocear un espacio es quitarle su luz.

dividir el espacio es 
dividir el espacio de la luz




















Es conocedor de lo intocable del proyecto. Los artistas de disciplinas como la pintura y la escultura pueden enfrentarse con libertad a las formas porque no tienen limitaciones físicas. El arquitecto construye (pone en ser) las ideas a través de lo físico, de las herramientas materiales. Y trata de que esas ideas-forma influyan positivamente en la racionalidad profunda del individuo, y por consiguiente, en su actividad.

Un edificio de reuniones debe ser completamente accesible al público. Subordina las circulaciones y las funciones, a una entidad social mayor. El edificio debe servir a los miembros de la comunidad, que son parte activa.

Trata espacio y estructura son elementos estrechamente vinculados. Pero no es el principio estructural lo que Kahn pretende revelar, ni cómo está hecho el edificio, ni tan siquiera la función. Lo que le mueve es el deseo de mostrar la expresión de la función. Lo que las formas evocan, lo que inspiran. Concilia su interés por las cuestiones estructurales con la búsqueda de lo universal y lo monumental. Esa búsqueda de lo que el edificio quiere ser, y de lo que sus materiales tienen voluntad de ser. No le preocupan los aspectos mecánicos tanto como los organolépticos. No creo que esto evidencie que Kahn sea formalista, en tanto que busca el significado de la actividad humana. No le basta organizar objetivamente las funciones con la finalidad de obtener un edificio expresivo, sino que transforma el programa del edificio en una esencia que es esa voluntad de ser, “la composición debe subordinarse a la intención”.

También señalo su sinceridad constructiva, que no oculta la naturaleza de los materiales, una clave para que su arquitectura sea corpórea pero sutil, es entender las cualidades de los materiales.  El hormigón es frío y robusto, y la madera es cálida y ligera. Ni los camufla ni los disfraza.

5 comentarios:

  1. No conocía a Louis Kahn y me parece muy interesante. Me ha llamado mucho la atención que intenta 'revelar la expresión de la función' como dices. Para mí esto ha sido sorprendente, es decir que no se limita al funcionalismo sino que busca evocar el espíritu de esa función... Lo tendré en cuenta a partir de ahora... Me ha parecido una especie de paso en una dirección más espiritual a partir del movimiento moderno. Me gusta. : )

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  2. "El espacio (arquitectónico), la última frontera." Star Trek II: la Ira de Kahn.

    Hale, ya dije una tontería... Es que si no no me quedo a gusto... : D Pero mira por donde, ya tienes ahí la relación con el cine, que en este artículo no había. Una relación algo cogida por los pelos, pero bueno. : )

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  3. ¡Por cierto! Encontré este párrafo y lo que le acompaña interesante:

    " (...) se revela contra una arquitectura como organigrama especificado, que es el que traiciona la idea. Por ello dignifica el espacio servido. Ese 'muro que rodea a la pregunta'. (...)"

    Pero lamentablemente desde mi perspectiva de lego no lo entiendo bien, ni tampoco esto:

    "El espacio servido es exento, los servidores se articulan en torno a él."

    Un día me explicas un poco todo esto, porque se me escapa un poco todo el tema.

    Saludos.

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  4. La arquitectura es un lenguaje. Por eso es comunicación.

    Emisor y receptor: habrá equilibrio si el mensaje tiene receptores. Si hay demasiados mensajes para cada receptor, lo que hay es ruido.

    Kahn pone el ejemplo de la escuela. El árbol como foco del espacio a su alrededor. El hombre bajo él no sabía que era un maestro, ni los estudiantes que lo eran. Perdida la inocencia, aceptaron sus roles. Pero entonces todos quisieron ser maestros; y no hubo más discípulos.

    El espacio para aprender se tornó espacio para el ruido.

    ¿Cómo será el espacio (global) para esta escuela de maestros?

    La arquitectura de los hablantes sordos.

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  5. cada edificio es un grito

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