“El emperador -eso dicen- te ha enviado a ti, un individuo, un lamentable súbdito, una sombra diminuta refugiada ante el sol imperial en la más lejana de las lejanías, precisamente a ti te ha enviado el emperador un mensaje desde su lecho de muerte. Hizo arrodillar al mensajero junto al lecho y le susurró el mensaje al oído; tanto le importaba, que se lo hizo repetir al oído. Con un gesto de la cabeza corroboró la exactitud de lo dicho. Y ante todos los espectadores de su muerte -se han derribado todas las paredes que impedían la vista, y los grandes del reino se hallan reunidos en círculo en las anchas escalinatas que serpentean hacia lo alto-, ante todos ellos despidió al mensajero. Éste se puso de camino de inmediato; un hombre fuerte, infatigable; extendiendo ora un brazo, ora el otro, se abre paso entre la multitud; si encuentra resistencia se señala el pecho, donde lleva el signo del sol; avanza con más facilidad que ningún otro. Pero es tan grande la multitud; sus aposentos no acaban nunca. Si ante él tuviese el campo abierto, cómo volaría, y pronto oirías el espléndido golpeteo de sus puños contra tu puerta. Pero en vez de eso, ¡qué inútilmente se esfuerza! Aún se está abriendo camino por las estancias del palacio más recónditas; nunca las dejará atrás; y aunque lo consiguiera, no se habría ganado nada; tendría que seguir luchando escaleras abajo; y aunque lo consiguiera, no se habría ganado nada; tendría que atravesar los patios; y después de los patios, el segundo palacio circundante; y otra vez escaleras y patios; y otra vez un palacio; y así a lo largo de milenios; y si al final se precipitara fuera por el portón exterior -aunque eso jamás podrá ocurrir, jamás- sólo tendría delante la capital, sede de la corte, el centro del mundo, repleta hasta los topes de sus propios desechos. Nadie logra penetrar allí, y menos aún con el mensaje de un muerto... Pero tú, sentado al pie de tu ventana, sueñas con él cuando cae la tarde".
Franz Kafka, del libro "Un médico rural", de 1919
Se trata de un espacio imaginario, de carácter ilimitado, y de un tiempo también imaginario, detenido o más bien empantanado. Lo que yo encuentro de común entre este texto y la idea china del mundo (¿o es la nuestra sobre el mundo chino de las ideas?) es la imposibilidad de fijar unas coordenadas en el espacio y en el tiempo: cualquier tiempo es ilocalizable en el mundo real, cartesiano, y acaso es mejor que sea así; como cualquier lugar de este mundo mítico es mejor comprendido si no lo encontramos en el mapa.
Ocurre además que el punto de vista del dibujante chino es muy alto, sobrevuela el paisaje, como si él mismo levitara. Puede ser que esto también tenga que ver con que el soporte del dibujo fuese en rollo, por eso sus panorámicas (como su escritura) muchas veces tienen un desarrollo vertical. Es como un paisaje virtual de un juego de ordenador, un mapa inmenso y no real, en el que moverse con la mente y con el ratón casi simultáneamente, suprimiendo la barrera
convencional del
tiempo, porque el único marco
es el de la pantalla.
... y en este espacio ilimitado, la inevitable sucesión de límites...
marta guirado
Fascinante... Imaginar ese espacio infinito... : )
ResponderEliminar¡Mecachis!
ResponderEliminarLa verdad, haberlo mandado con MRW, que te garantizan la entrega al día siguiente... : )
ResponderEliminar¡Mecachis! Me has hecho pensar y ahora no puedo parar de hacerlo. No sé como he acabado inventando los cubitos de hielo de sabores/colores pero antes de llegar a este punto he descubierto el origen de la expresión "¡valla rollo!" (dicho con admiración o con desdén)gracias a tu rollo (dicho con admiración) y también de otras como "¡Menudo rollazo que me está metiendo este!" luego derivada peyorativamente en "¡ Vaya coñazo! o "Coñazo total este tio.. valla rollo.."
ResponderEliminar¡pero todo viene del rollo!.
El formato obliga o libera, plastifica y determina al contenido en su fondo y en su forma tanto en pintura como en escritura. Eso es un hecho. Si si.Los presos de la cárcel escriben en el rollo del papel higiénico cuando no tienen folios o libreta a mano y se les quedan los ojos como chinos puesto que lo hacen desde el mismo punto de vista que ellos o de cualquier otro que pinte en rollo porque el rollo manda.
"¡Unete a mi rollo!" es como decir "¡Súbete a mi ola/onda! Las tres expresiones tienen el mismo caracter de lo infinito y es la acepción supérrima del vocablo y siempre viene de alguien que se muestra sonriente y alocado y al mismo tiempo te guiña el ojo y te atrae hacia él con el hombro en un movimiento simpático. (Algunos llevan gorra de lado). Estas son las formas de la eternidad y no otras mas difuminadas.
A esto se suele responder con un "¡Qué buen rollo!"
Me gusta la pintura china en rollo y el cine en general tiene esa misma cosa porque viene en rollo. En fin, el rollo mola. Asímismo el blog ... y al final la pantalla, como tu dices en tu rollo, que me encanta.
corregidme si me equivoco
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